1 de diciembre de 2021 | Construcción de casas
Conocer las fases de un proyecto arquitectónico es fundamental para asumir su control o ejecución de una manera más certera, precisa e inteligente. Si estás vinculado al ramo arquitectónico es imprescindible que te familiarices con este tema, sobre todo si estás pensando especializarte en la gestión o dirección de obras.
En esencia, un proyecto de arquitectura involucra un conjunto de planos, informaciones, documentaciones y bocetos que sirven para definir cómo será la obra, y de qué forma se llevará a cabo. Las maquetas, las representaciones digitales en tres dimensiones, y por supuesto, los planos, son algunos de los elementos que lo caracterizan. Por ende, juegan un rol protagonista en todo el proceso.
Hoy nos gustaría explicarte a profundidad las principales fases de un proyecto arquitectónico. Así tendrás una idea más clara de todo lo que implica, y entenderás mejor su alcance y trascendencia.
Por lo general, existen tres grandes fases de un proyecto arquitectónico. A continuación te las presentamos a detalle:
Durante esta fase se precisan todas las características generales de la obra. Por lo tanto, es muy importante adoptar y justificar las soluciones que resultarían idóneas para el proyecto.
Este documento es necesario para solicitar tanto la licencia municipal, como el resto de las autorizaciones administrativas afines al proyecto. Siempre y cuando ya cuente con el preceptivo visado colegial. Sin embargo, es necesario destacar que el proyecto básico no es suficiente para iniciar los trabajos constructivos.
Esta es una de las primeras fases de un proyecto arquitectónico, y en teoría, debe contener las siguientes documentaciones:
Se refiere a las características generalizadas del proyecto. Así como a las respectivas soluciones que se realizarán para que todo marche exitosamente.
Los planos acotados, a escala, de alzados, plantas y secciones no pueden faltar en un proyecto básico, puesto que sirven como una gran guía constructiva. Un plano arquitectónico precisa elementos como las fachadas, plantas y cortes que sientan las bases del proyecto.
El presupuesto debe incluir una estimación global de cada capítulo del proyecto, así como su respectivo oficio y tecnología.
Dentro de las fases de un proyecto arquitectónico es válido mencionar que el proyecto de ejecución tiene un gran protagonismo. Literalmente, durante esta etapa se desarrolla la fase anterior. Es decir, que se le da luz verde al proyecto básico.
Durante la misma se determinan las especificaciones y detalles de los elementos, materiales, equipos y sistemas constructivos afines a la obra. Este documento define a la obra en su totalidad y es sumamente necesario para ejecutarla. (Una vez que haya sido visado y posea la licencia correspondiente).
Todo proyecto de ejecución debe incluir:
Por su parte, los planos estructurales esbozan detalles de cimentación, memorias de cálculo y estructuras. Es decir, que en ellos se precisan las especificaciones técnicas de la obra. Asimismo, los planos de instalaciones son cruciales para entender el funcionamiento interno de la edificación. Estos incluyen los diseños de los sistemas eléctricos, anti incendios, de datos y por supuesto, los de la fontanería.
Adicionalmente, los planos de demoliciones y albañilería ofrecen información valiosa y relevante sobre los elementos constructivos. Por eso son tan necesarios a la hora de desarrollar el proyecto sobre el terreno. En cuanto a los planos de acabados hay que decir que se refieren al resultado final del proyecto. En palabras más sencillas, describen lo que se ve.
Además, debes tener claro que todos estos documentos se deben desarrollar de acuerdo a lo estipulado en el Código Técnico de la Edificación (CTE). Paralelamente, debes saber que durante la fase del proyecto ejecutivo también se escoge al arquitecto técnico o aparejador. Este asumirá la responsabilidad ante la Dirección de Ejecución.
Otro aspecto que debes tener claro es que las mediciones deben ser 100% afines a los planos, con la finalidad de que no se produzcan errores en el cálculo del presupuesto.
La dirección de obra es otra de las fases de un proyecto arquitectónico. De acuerdo a la Ley de Ordenación de la Edificación, el director de obra es el agente encargado de dirigir el desarrollo de la obra en cuanto a aspectos:
Dicho director debe tener una titulación académica de arquitecto, arquitecto técnico, ingeniero o ingeniero técnico, según corresponda. Para proyectos residenciales debe ser obligatoriamente un arquitecto. A la par de cumplir con todas las condiciones que se exigen para el ejercicio de la profesión. Tal como se estipula en el artículo 12 de la ley descrita anteriormente.
Durante la fase de dirección de obra el arquitecto deberá coordinar al equipo técnico-facultativo de la obra. Así como realizar su interpretación técnica, económica y estética. En consecuencia, debe adoptar todas las medidas que considere necesarias para llevar el proyecto de ejecución a feliz término.
El arquitecto o aparejador debe asegurarse de supervisar que los plazos, planos y presupuestos de la obra se respeten integramente. De igual forma, debe velar para que las empresas que ejecutan los trabajos constructivos reciban sus pagos a tiempo.
Esta fase también incluye la emisión del certificado final de obra y la cumplimentación del libro de órdenes. Entonces, una vez que ese certificado es firmado y aprobado, se da por concluida la obra y se certifica que la edificación está lista para su utilización y disfrute.
Acabas de conocer las tres grandes fases de un proyecto arquitectónico: la del proyecto básico, la del proyecto de ejecución y la dirección de obra. Sin embargo, hay quienes consideran que un proyecto de arquitectura incluye otras etapas. Como sería el caso del estudio previo, del anteproyecto, o de la liquidación y recepción de la obra.
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